domingo, 1 de enero de 2012

re-fuck


Postergarme, una vez más, dejar que pase el tiempo. Me pregunto cuanto falta para poder salir de este zoológico llamado ciudad, cuanto falta para que el venenoso humo deje de llevarme hacia la luz de la libertad, cuanto falta para que dejen de preguntarme cuando aprenderé a manejar jaulas móviles.

Me levanto todos los días enojado, molesto, pensando cuando podré salir de este lugar estéril, caminar y no tener veredas, ni calles, ni ver autos, salir donde quiera y no ver grupos de personas, donde pueda salir sin tener que a visar ni decir a nadie donde iré, donde pueda ver las cosas en su proceso puro, sin ser dirigidas por otros, salir de esta ciudad de mierda.
Siento que cada día muero, me pudro en esta inmundicia y a cada momento pienso que no quiero estar aquí, no me interesa si la familia lo entiende o no, sus prioridades son distintas a las mías.

viernes, 30 de diciembre de 2011

Guaranteed - Eddie Vedder

Vivir arrodillado no es forma de ser libre
Levantando una copa vacia pido en silencio
que todos mis destinos me acepten como soy
asi puedo respirar
hay circulos que crecen y trangan personas enteras
pasan la mitad de sus vidas dando buenas noches
a esposas que nunca conoceran
Tengo una mente llena de preguntas
y un profesor en mi alma
y asi voy
No te acerques mas o me tendre que alejar
fuerzas enormes me atraen hacia otros lugares
pero si hubo alguien por quien me hubiera quedado en casa
habrias sido tu
Todas las personas con las que me encuentro
viven en jaulas que ellos mismos compraron
opinan de mi y de mi viaje, pero nunca soy lo que creen
Tengo mi indignacion
pero soy puro en todos mis pensamientos
estoy vivo
El viento sopla en pelo, me siento parte de todos lados
bajo mis pies hay un camino que desaparecio
tarde en la noche escucho a los arboles cantando con los muertos
alla arriba...
Confia en mi mientras busco ser lo que soy
piensa que soy como un satelite por siempre orbitando
conoci todas las reglas pero las reglas no me conocieron a mi
Garantizado

domingo, 11 de diciembre de 2011

Sobre la competencia

Quién niegue el principio de competitividad, niega desde las bases la forma vital del progreso, de la evolución y la vida misma, pues es esta última la competencia más descarnada, anillándose varias batallas, una dentro de otra, hasta acabar por fin en una derrota que no es tal si en la recta final, viéndose uno perdido, puede dar vuelta el camino bruscamente, dejando a la que carga la conocida guadaña con la boca abierta, es su búsqueda la que nos interesa escapar y es su encuentro el que nos interesa aplazar.

La voluntad y la virtud son uno mismo en la competencia, podemos pintar el hecho de colores definidos, o mezclarlos para dejar una gruesa capa de conformidad el mismo fenómeno, pero he aquí lo divertido del juego, ha de ser la competencia en lo posible en los escenarios que el jugador proponga, quién juegue en tablero ajeno es de por si, ya perdedor. Es el tablero decidor el que controla las jugadas, debemos conocer la mayor cantidad de tableros y sus reglas para poder elegir alguno, sacarlo cuando sea necesario y poder aplastar a nuestros contendores para obtener el trofeo completo.

Cualquier meta a fin del tablero será considerada como trofeo, incluso el juego mismo, sin llevar físicamente trofeo, es un triunfo de la voluntad por sobre la verdad gregaria. El enemigo será aquel que se interpone entre tu y tu objetivo, ya sea porque se interpone directamente o bien porque tu objetivo se inclina hacia otro, ese otro será tu enemigo. Habrás de ser lo suficientemente cauto para poder realizar una vuelta en dirección al cuello de tu enemigo, pero lo suficientemente sabio como para poder identificar los puntos discordantes que te puedan servir de ventaja ante la siguiente batalla, deberás robar el armadura de quien haz derrotado o construir con tus propias manos el escudo que permita resistir los golpes del enemigo y una espada ligeramente mortal que te permita eliminar la amenaza.

Ten presente que el construir el armamento y la defensa que permitirán traer hasta tus manos la victoria, han de costarte, muchos abandonan su construcción, como muchos soltarían sus manos para caer al barranco con tan de no realizar esfuerzo alguno o no vivir con las heridas que las rocas hacen a los dedos ! para ellos no escribo! Las marcas deben recordarte la guerra, la victoria, la indiferencia ante otros caminos más simples, debes verte como un hierro antes que como un trozo de barro seco. He ahí la conclusión de la voluntad.

miércoles, 9 de noviembre de 2011

Un típico día

Me levanto, miro la hora, puede ser muy temprano o muy tarde, eso por lo general da lo mismo. Tomo un cigarro y lo dejo en mi boca apagado mientras voy a la cocina y preparo café, pongo la taza en el microondas y apretó el botón de inicio, abro la puerta de la calle y dejo entrar a simone para que huevee un rato en la casa, me devuelvo, prendo el cigarro hasta que el sonido indica que el café está listo, voy a la pieza, inicio el computador y reviso lo de siempre, facebook, correo y a veces el diario, apago un cigarro y a veces prendo otro.

Pongo música fuerte, si es antes de las 06.00, los vecinos golpean la muralla, pienso que podría aprovechar el tiempo de la mañana en algo mejor que estar vegetando frente al pc, pero mientras le doy vueltas, el tiempo pasa y lo único que hice fue vegetar mientras pensaba que podría haber hecho algo mejor.

Voy a prender el calefón, pongo otro café en el microondas, me ducho, salgo, prendo la tele, me visto, me tiro en el sillón y a veces leo alguna cosa que haya por ahí mientras tomo el café, apago el pc y salgo. Eso es básicamente todos los días, en el fondo me agrada, me hace ansiar las vacaciones, no todos los días son tediosos, hay un par de ramos que me agradan de la U, supongo que dos días de ánimo son suficientes para una semana de “esperar que pase rápido esta mierda”.

EL GENIO DE LA MULTITUD – Charles Bukowski -

Hay suficiente traición y odio,
violencia.
Necedad en el ser humano
corriente
como para abastecer cualquier ejercito o cualquier
jornada.
Y los mejores asesinos son aquellos
que predican en su contra.
Y los que mejor odian son aquellos
que predican amor.
Y los que mejor luchan en la guerra
son -AL FINAL- aquellos que
predican
PAZ.
Aquellos que hablan de Dios.
Necesitan a Dios
Aquellos que predican paz
No tienen paz.
Aquellos que predican amor
No tienen amor.
Cuidado con los predicadores
cuidado con los que saben.
Cuidado con
Aquellos que
Están siempre
Leyendo
Libros.
Cuidado con aquellos que detestan
la pobreza o están orgullosos de ella.
Cuidado con aquellos de alabanza rápida
pues necesitan que se les alabe a cambio.
Cuidado con aquellos que censuran con rapidez:
tienen miedo de lo que
no conocen.
Cuidado con aquellos que buscan constantes
multitudes; no son nada
solos.
Cuidado con
El hombre corriente
Con la mujer corriente
Cuidado con su amor.
Su amor es corriente, busca
lo corriente.
Pero es un genio al odiar
es lo suficientemente genial
al odiar como para matarte, como para matar
a cualquiera.
Al no querer la soledad
al no entender la soledad
intentarán destruir
cualquier cosa
que difiera
de lo suyo.
Al no ser capaces
de crear arte
no entenderán
el arte.
Considerarán su fracaso
como creadores
sólo como un fracaso
del mundo.
Al no ser capaces de amar plenamente
creerán que tu amor es
incompleto
y entonces te
odiarán.
Y su odio será perfecto
como un diamante resplandeciente
como una navaja
como una montaña
como un tigre
como cicuta
Su mejor
ARTE.-

La historia es cíclica – A. Retcel, 2004-
¡no…, de nuevo no, por favor otra vez no! Decía mientras se revolcaba con las manos en el estomago… le había costado dos años de letras, tres sobredosis, varias pastillas, muchas cajetillas de cigarrillos, muchos litros de alcohol,  varias cicatrices, horas de insomnio y un aparente don introspectivo… pero ahí va todo de nuevo. ¡no, no de nuevo, por favor! Decía y repetía, de noche solo con las manos en el estomago, como si fuera un maldito calambre.

 Raro – A. R. 2004-
¿Cómo puede haber gente que hable con los animales? – le decía – y él sólo le movía la cola.

domingo, 9 de octubre de 2011

Segunda Nota: El hundimiento del barco

La reunión estaba fijada con varias semanas de anticipación, la vez pasada no había el suficiente quórum como poder tomar decisiones, algo había en el ambiente, se notaba la desmotivación pero no cualquier desmotivación, sino aquella del dejar que otros hagan cosas por mi, dejar que otros levantásemos un muro para protegernos del sol y después otros que no habían hecho nada, disfrutasen de su sombra.

Recuerdo que un viejo conocido me decía que no debía pensar por los otros, no por el grupo, no pensar desde lo social, sino desde lo individual: “así son los tiempos ahora, ariel, no puedes contra eso, debes rascarte con tus propias uñas, saber mover bien las piezas del tablero (siempre ejemplificaba con el ajedrez). La gente no va por el bien común, sino por el bien individual, es incorrecto pensar ahora que si quieren un parque lo pueden construir entre todos para que todos lo disfruten, hoy en día la cuestión es poder alcanzar la posibilidad de acceder a ese parque –refiriéndose a pagar una entrada- y quienes no puedan, no deben interesarnos. La creatividad que vale ahora es aquella que se asemeja más a la astucia para los negocios, quizá hace años la capacidad para organizar era aplicada a generar las instancias para obtener un bien en común, pero hoy no es así”.
Pienso en aquél trabajo donde una señora comentaba de que cuando eran más pobres eran más unidos, cuando estamos en problemas tendemos a agruparnos para resolverlos, pero no pensamos en el otro, pensamos en nosotros mismos, en salir a flote con ayuda de otros pero no pensamos en que todos salgan a flote, sino que floten sólo algunos de los que por alguna u otra manera nos importan. Pero esta escondida posible contradicción nos evidenciaría que las personas somos crueles, egoístas y mercenarios. ¿Acaso no es así?, ¿acaso no somos individualistamente crueles, egoístas y mercenarios?.

Pero me negaba a pensarlo de ese modo, siempre me he apegado a creencias antiguas, a formas distintas de ver las cosas, pero no son esos tiempos (sean los que sean la referencia), estamos en una sociedad casi homogeneizada y salvo pequeñas antorchas de fuego encendidas de diversos colores, el mundo está básicamente apagado.

La gente sabía que podíamos lograr mucho, pero por alguna razón que a esta altura del escrito es casi evidente, prefirieron quedarse en sus casas o salir a carretear o cualquier cosa, cualquier cosa que preferían de manera individual y no moveré un dedo más para mantener a flote este barco, no es el momento, quizá alguna vez sea el momento, pero ahora hay que dejar que se hunda. A veces hay que abandonar caminos para elegir uno nuevo, un atajo o cuando uno cae en cuenta de que el sendero por donde se viajaba era 
demasiado estrecho.

Al parecer todos estamos en guerra con todos. 

domingo, 25 de septiembre de 2011

Primera Nota: Travesías

Me gusta acampar en lugares donde pocos acampan, caminar grandes distancias, mirar todo lo posible e imaginar que todo aquello está intacto, imaginar que soy el único que ve aquellos paisajes y que nadie jamás verá el mismo, ni siquiera quien venga después de mi, ya que el viento, el sol, las hojas de los arboles, las formas del agua, etc. No serán las mismas que vi yo.

Me agradan los caminos que no son veredas, que nadie me ha dicho “tu debes caminar por aquí”, sino que están llenos de piedras, tierra y cada paso es un límite para mi mismo. Me agrada cuando se hace un fuego para calentarse o preparar algo de comer, recolectar leña o algas secas y sentir algo de calor en esas muy oscuras y frías noches.

A veces olvidar las comodidades por un tiempo te hace crecer, te hace valorar aún más las pequeñas cosas que posees y muchas veces desprecias… en esos momentos, estar en tu casa es como estar en un hotel. ¿Pero cómo saberlo sino es prescindiendo de ellas?, como valorar esa clásica once en donde puedes elegir entre muchas cosas para comer, si es que no conoces lo que es comer un pan solo después de todo un día de larga caminata.

Pero además hay un placer, una sensación increíble al estar rodeado de aquello de lo que de una u otra manera, formas parte. Recuerdo que desde niño soñaba con estar en un bosque, incluso intenté ser boy scout cuando tenía más o menos 7 años, pero a esa edad no podía salir a campamentos, así que no fui más. Cierta vez le pregunté a mi papá si podíamos salir a acampar un día… aún espero respuesta. Después cuando nos cambiamos de casa, había un mini bosque de nogales y mucho campo, por todos lados, no olvidaré esas tardes de caminatas con amigos por aquellos lugares.

El otro día, en esa caminata por la Quebrada de Macul, recordé todo aquello que tanto me gusta y que el ruido de la ciudad opaca entre las presiones que me impongo, quizá sea el ruido de la ciudad el que me desagrada y por eso busco formas de combatirlo, pero aparte de pensar eso sentado en una piedra mirando el río, son sólo hipótesis y no me interesa dar más vueltas en el asunto.  

Es tiempo de probar los límites. Cuando los fuerzas, cuando fuerzas tus propios límites, te descubres a ti mismo.